El Dominio de la Propiedad del Suelo en la
configuración de la Ciudad
El ámbito urbano de la ciudad de Managua tiene muchos rasgos distintivos frente al campo abierto de su término municipal o espacio rural. El aspecto más evidente se
presenta en la configuración o estructura. La observación de la fotografía aérea
de su territorio expresa las características de los espacios rurales, urbanos y
aquellos que están en transformación. Este ejercicio permite reconocer en la
conformación de nuestra ciudad capital tres ámbitos de intervención urbanística
que presentan características propias.
1. En primer lugar, en el ámbito de lo urbano es observada una
delimitación clara de los elementos que configuran lo público (calles, plazas y
avenidas) y los espacios privados claramente parcelados y edificados. Aunque,
esta distinción no deja de ser teórica porque el recorrido real de algunas vías
muestran una ciudad compuesta por pocas calles en el sentido estricto, y más
bien estaríamos ante un conglomerado urbano articulado a través de carreteras.
La realidad material de las vías muestra la
ausencia de aceras y otros elementos del espacio público que
configuran una calle en su pleno sentido "como lugar de encuentro
ciudadano y sitio de actividades urbanas", Por otra parte, hay que decir
que las avenidas más urbanas están siendo tratadas de manera que se privilegia
el automóvil sobre el espacio del peatón. Este es un problema que heredamos de
la concepción urbanística del Plan de Reconstrucción Inmediata de Managua,
concebido por la administración de Somoza, y en el cual se plantea la
construcción de extensos corredores que articulan la idea de una ciudad
compuesta por varias centralidades dispersas en el territorio del municipio, que tenían el
cometido dudoso de guiar y controlar el futuro crecimiento de la ciudad de
mediados de los años setenta. En este punto también podemos argumentar la influencia histórica de la visión de la ciudad concebida como artefacto exclusivamente al servicio de la colonización (expolio), pero esto a meritaría una reflexión aparte.
La particularidad de Managua fue
desde entonces, precisamente, no contar con un centro urbano compacto, denso, consolidado
y jerárquico. En lugar de estos rasgos distintivos de toda urbe, cuenta con
centralidades secundarias dispersas que aglutinan comercios y servicios,
heredadas del Plan de Reconstrucción Inmediata PRAI de 1974, y ahora en el siglo
XXI, potenciados con la proliferación de los centros comerciales de nueva
generación (Galería Santo Domingo, Plaza Inter y Multi-centro Las Américas, además de un sin número de instalaciones de carreteras).
Los nuevos planes de urbanismo
de la ciudad de Managua han ignorado las experiencias de la urbanística universal. A pesar del conocimiento del fracaso de los shopping Center americanos, sistematizada en la teoría del
urbanismo europeo frente al urbanismo americano, que indican críticamente desde los años sesenta que este tipo de centralidades comerciales...
"...no
aportaron ningún alivio, simplemente son una huida a la periferia de las
ciudades, una solución puramente mercantil para el público dotado de medios de
transporte privado. (86) Además, una descentralización demasiado acentuada no es
ninguna solución urbanística; la excesiva separación de funciones convierte a
la ciudad en un desierto. Por otra parte, un <Shopping Center> no puede
llagar a ser nunca un espacio urbano de reunión para aquellas personas que
buscan el contacto humano." (MAUSBACH: 1985: 86, 87)
En esta situación, el
ejercicio de observación de la fotografía aérea que hemos planteado demuestra
que estamos frente a un conglomerado urbano y no una ciudad. Conglomerado urbano porque su estructura urbana está carente de algunas
características de centralidad y trazado urbano planificado, elementos de espacio público, y evidentemente
con problemas de articulación viaria, que hacen imposible reconocer una
estructura urbana coherente y articulada.
La lectura visual del espacio rural y
los intersticios suburbanos mostrará también otras deficiencias que deberían constituir las tareas o intervenciones que el planeamiento actual tendrá que asumir apoyado en la gestión y planificación de las nuevas extensiones de ciudad.
La fotografía aérea muestra el ámbito de mayor consolidación de la Managua actual en 2016. A pesar de ello en las proximidades de la catedral existen grandes vacíos urbanos todavía expectantes. El ámbito es producto del trazado de la pista suburbana conocida como pista de la Resistencia y la centralidad o espacio comercial denominado Metro-Centro. En contraposición a este crecimiento tardío y poco compacto podemos citar el centro histórico de Granada y observar el nivel de claridad de los elementos urbanos, tanto del espacio de dominio público como los elementos del espacio de dominio privado.
2. Por el contrario, en el ámbito rural, si observamos detenidamente
la fotografía aérea, hay cierta in-definición formal en la relación entre los
espacios públicos y privados. Las fronteras o bordes definitorios de los espacios público y privados presentan
una cierta neutralidad, por ejemplo, en el caso de los elementos lineales como
los caminos en sus diferentes categorías jerárquicas. Los elementos naturales
como los ríos tienen casi la misma fuerza que los límites de la propiedad sobre
todo debido al tala indiscriminada, y consecuentemente a la falta de regulación
y protección de los espacios de interés natural y ecológico.
En el ámbito rural la mayoría
de los espacios tiende a ser de propiedad privada, aunque por
su rol ecológico son de interés también público, pues garantizan la vida de la
naturaleza y la existencia humana. Por fortuna todavía amplias zonas están libres de edificaciones
rurales. En este ámbito, los elementos del espacio público no están
formalizados o bien definidos, está demostrado por la falta de arboles a la
orilla de los elementos del sistema hidrográfico. Caminos, ríos o quebradas son
percibidos como poco significativos.
La legislación municipal y la sectorial
(MARENA) no ha permitido otorgar un reconocimiento categórico de los elementos
lineales de conexión ecológica, en tanto elementos componentes vitales para la
preservación de la naturaleza y la vida de la propia especie humana. Las fallas
geomorfológicas, generalmente, coincidentes con el sistema hídrico, existen
reconocidas en los planos, pero en la práctica y observación de la fotografía
aérea, vemos que son ignoradas e invadidas de forma indebida, justificando para la practica profesional apelativos innecesarios como la planificación con acento en la gestión del riesgo y desastres. Construcción
lingüística que mucho gusta usar a los que se declaran expertos en temas del
ordenamiento territorial. Asunto que puede argumentarse como reflejo de la falta de identidad
territorial, cultural y pensamiento propio, y que hace pensar en la tesis que
sostiene que nuestro territorio sigue siendo un almacén dispuesto únicamente a proveer los intereses foráneos, por tanto, hemos perdido la sensibilidad para
reconocer las características de nuestra matriz natural y tener cuidado de
ella, es decir preservarla y gestionarla bajo los principios de la
sostenibilidad. Esto significaría en sentido positivo el trabajo paciente en la formación de una nueva cultura de ciudad.
En la imagen observamos la reducción de los ámbitos de interés natural, los margenes de las quebradas están reducidos al mínimo por la agricultura. No existe prácticamente ningún corredor ecológico de dimensiones notables en esta área que forma parte de una sub-cuenca importante.
3. El tercer ámbito es aquel donde sucede la transformación del espacio rural en urbano, se
trata del ámbito que denominamos indebidamente en algunos planes como espacio suburbano o zona de
transformación. Es decir, en otros términos es el lugar de encuentro entre la ciudad
edificada y el paisaje rural o natural.
Este ámbito muestra un proceso de fragmentación fuerte, que presenta una relación entre el dominio público y
privado que evoluciona de un aspecto indefinido o amorfo, a la segregación o
delimitación precisa de los elementos urbanos.
En este ámbito, la delimitación
y precisión de los elementos del espacio público no está acabada (caminos rurales y espacios hídricos lineales). En estos ámbitos sometidos al proceso de evolución urbano no existe una separación del dominio público-privado del suelo totalmente formalizada, los elementos urbanos (público-privado) son todavía
débiles, muchos caminos son incluso temporales, son desfigurados en la estación lluviosa. (Ver el caso de la comarca de Cedro Galán en la zona próxima a carretera a León, con recurrentes problemas de accesibilidad e inundación de las vías)
Estas características surgen porque es un espacio inacabado y en transformación. Por este hecho es un espacio de oportunidad y mayor
dinamismo urbano, donde aparecen nuevos proyectos. Este espacio no está
consolidado y está falto de algunos servicios. En el aspecto económico, lógicamente, presenta precios
del suelo mucho más bajos respecto a otras áreas de la ciudad, y esto inevitablemente lo hace atractivo a los inversores. Se caracteriza
por alojar diversas tipologías edificatorias (residenciales, productivas y de
servicios), contiene muchas parcelas expectantes que están a la espera de la
inversión, y vacíos urbanos donde la regulación de los usos del suelo es permisiva.
Estas circunstancias hacen que muchas municipalidades bajen la
guardia en la planificación de estos ámbitos, e incluso sean concebidos como
lugar donde pueden aparecer edificaciones contrastantes con la escala del
paisaje, las persistencias naturales y el entorno edificado o imagen urbana.
La fotografía muestra un rosario de intervenciones dispersas, inconexas y aisladas entre sí. Esto supone una utilización irracional de las infraestructuras urbanas disponibles y un consumo del suelo también al servicio del mercado especulativo, situación que provoca y genera problemas futuros para la ciudad, además de las cargas económicas que esto supone para los contribuyentes. La ausencia de la herramienta del Régimen del Suelo y la falta de un planeamiento global de la ciudad, permiten el enriquecimiento rápido de los urbaniza-doras, que en este contexto dejan las cargas urbanas y conflictos ambientales a la ciudad y ellos se apropian de las plusvalías urbanas.
ALGUNAS OBSERVACIONES DE INTERÉS
Analizadas las características visuales de los tres ámbitos
de dominio de la propiedad por separado, podemos afirmar que en el ámbito urbano, la diferenciación o definición
formal entre los elementos urbanos que definen el dominio público-privado es o debería ser categórica. Es interesante observar la interdependencia de esta relación, en
tanto la aparición de la calle (elemento del espacio público) permite
la servidumbre de los espacios privados (parcelados o edificados). Esta
interdependencia es la que justifica una lógica de compensación, es decir, para
poder edificar (utilizar intensamente las parcelas privadas) hace falta que
existan espacios públicos adecuadamente dimensionados y acondicionados. Asunto
que no es característica exclusiva del ámbito urbano, pero que en los otros dos ámbitos (rural y suburbano) tiene características formales distintas.
Los espacios privados o parcelados del espacio urbano
reciben el nombre de parcela o solar, siendo esta unidad la célula básica de la
estructura urbana. La suma de solares o parcelas permite la agregación
parcelaria (manzanas, también llamadas islas urbanas) que pueden ser
residenciales, industriales (polígonos) o mixtas; de esta adición resulta la
zona urbana y la reunión de éstas permite distinguir sectores, distritos o
partes de ciudad. (MAUSBACH: 1985: 125). Sin embargo, hace falta recordar que un
terreno sólo adquiere previamente la categoría de solar o parcela cuando el
Plan Urbanístico Municipal dispone su calificación como terreno edificable, y
sólo definitivamente adquiere esta condición cuando la parcela cuenta con todos
los servicios e infraestructuras propios del espacio urbano, es decir, cuando
ha sido concluido el proceso de urbanización.
A pesar de esto, debemos recordar que el espacio urbano es
el resultado de la interrelación entre dos tipos de espacios: la red de
espacios públicos urbanos y los espacios parcelados (privados). La
interrelación física de estas dos categorías del suelo puede adoptar diversas
configuraciones y en su conjunto conforman lo que conocemos como trazado de la
ciudad (ESTEBAN: 2001: 25-26). Por tanto, las tramas urbanas o tejidos urbanos
se definen como las diversas configuraciones que adoptan la correspondencia
entre el trazado y la edificación. Los tejidos urbanos se distinguen por su
intensidad o grado de ocupación, el grano de la edificación que las constituye
y la isotropía del trazado.
El aspecto formal y espacial de nuestras ciudades es el
resultado del proceso de urbanización descrito desde la perspectiva del
tipo de dominio o propiedad del suelo. En la evolución de la ciudad, este
proceso puede mejorarse a través de las intervenciones de renovación urbana, o
puede deformarse con crecimientos informes y no planificados. En cualquier caso,
la ordenación urbanística tiene por objeto atender la configuración -inmediata
o diferida en el tiempo- de los espacios públicos y privados que hayan de
mantenerse, crearse o reformarse. (ESTEBAN: 2001: 26)
La historia muestra que la construcción de la ciudad
colonial implicó una manera regular de concebir tanto el espacio parcelado como
la edificación que en ellos se emplazó. La diferencia en la edificación y la
trama urbana la marcaron los edificios representativos de los poderes civiles y
religiosos (Los Equipamientos). Los cambios políticos hacia la república y la aparición de una
cierta modernidad que trajo consigo una incipiente industrialización que fue interrumpida,
implicarían transformaciones en la forma de parcelar el suelo y la adopción de nuevas
tipologías edificatorias, que en principio y desde entonces han seguido el patrón de los modelos
hegemónicos mundiales.
Es decir, que en lo específicamente urbanístico, muchas
veces, hemos copiado de forma acrítica modelos y esquemas de ordenación que
responden a necesidades surgidas en otros contextos y realidades económicas.
Pero, esto es un hecho que la globalización ha impuesto sin tregua, y su mismo
grado de penetración deja casi sin sentido ragarse las vestiduras. Lo importante en este punto, es preguntarse sobre las fuerzas vivas que
dinamizan nuestro desarrollo urbano y las necesidades del mercado a las que
éste responde, así como, saber formular el proyecto de ciudad desde el nivel de
desarrollo que nuestra realidad demanda. Esto comporta preguntarse por la salidas frente a la dependencia y el nuevo contexto de economía global.
Para alcanzar este pensamiento que aspira a ser auténtico y
apropiado es necesario aclarar los conceptos básicos de la disciplina
urbanística y saber calibrar su aplicación en nuestro contexto. En este sentido,
la ausencia de una Ley General del Suelo no ha permitido poner en
funcionamiento un glosario de categorías, instrumentos y técnicas propias de la
disciplina y que tanta falta hacen a la vista de los fracasos de algunas
urbanizaciones recientes, el caos de la circulación vial y peatonal, que
evidencian la ausencia de planificación del territorio y la extensión desmedida
de la ciudad de Managua.
Napoleón Guerrero Flores
Profesor Titular de la UNI - Managua
01 de abril de 2016
01 de abril de 2016
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